- ‘Akira’ (Katsuhiro Otomo, 1988)
La que originó el boom por el anime. Recuerdo perfectamente lo que me impresionó el primer visionado; no había visto, hasta ese momento, una animación tan brutal ni tan compleja. Luego la he vuelto a ver, que yo recuerde, dos veces más y aunque quizá su factura ya no impresione, su poderoso efecto sigue intacto. De extraordinario diseño, transportándonos a un futuro tecnológico y cruel, la película contiene momentos memorables como la persecución de motos o el apocalíptico desenlace.
- ‘El Viaje de Chihiro’ (Hayao Miyazaki, 2001)
A lo mejor a algunos os resulta un poco desproporcionado lo que voy a decir, pero yo creo que Miyazaki, con este film, consiguió que el anime se tomara ya definitivamente en serio. El Oso de Oro en Berlín es mucho premio (luego se hizo también con un Oscar). Personalmente, conozco a gente que, en cierto modo, infravaloraron este universo hasta encontrarse con esta maravillosa y mágica historia ¿soñada? Apabullante en lo visual, es todo
un festín para los sentidos.
- ‘Ghost in the Shell’ (Mamoru Oshii, 1995)
Antes que la superfamosa ‘Matrix’ implantara la moda del ciberpunk (ojito a los títulos de crédito que usan los Wachoski), Oshii ya nos había proporcionado su particular visión de
un mundo deshumanizado controlado por la realidad virtual. Una película compleja donde las reflexiones sobre la vida, el alma o lo artificial se mezclan con contundentes e imaginativas secuencias de acción. Años después, Oshii continuaría la trama en la impresionante ‘Ghost in the Shell: Innocence’.
- ‘La Tumba de las Luciérnagas’ (Isao Takahata, 1988)
Uno de esos títulos que no se encuentran normalmente a la venta y que, por gracia de Kubrick, se pudo adquirir hace bien poco en una de esas colecciones que inundan hoy día los kioskos; espero que os hiciérais con ella.
Tristísima y memorable historia sobre la supervivencia. La animación es su punto débil (también hay que mirar el año), pero, primero, consigue que esto juegue a su favor y, segundo, lo compensa con creces con lo que cuenta sobre estos dos hermanos en un mundo cruel.
- ‘Perfect Blue’ (Satoshi Kon, 1998)
Para un servidor, la mejor película de Kon, el creador de anime que más me fascina. Me encantan sus historias, donde juega con la realidad, la ficción, la imaginación, los sueños, la memoria, la identidad, etc. Esa complejidad de planos (o de capas) en las que sumerge al espectador, así como la presencia amenazante de un misterioso asesino hacen de ‘Perfect Blue’ una
tensa y preciosa ración de cine sin límites. Mi querido colega Abuín dice que es un bodrio, así que… cuidado.
- ‘Porco Rosso’ (Hayao Miyazaki, 1992)
Kon es mi favorito pero Miyazaki se queda muy cerca. Para mí, ésta es su mejor película. Me atrapó desde el principio la trepidante y mágica historia de este virtuoso piloto con un pequeño problema: es un hombre atrapado en el físico de un cerdo rosa. De nuevo, Miyazaki se sirve de una maldición para que veamos las múltiples facetas de uno de sus personajes.
Las secuencias de combate aéreo son impresionantes; ya quisieran muchos directores de acción real conseguir algo así.
- ‘Jin-Roh’ (Hiroyuki Okiura, 1998)
De las siete, es la más floja, o la menos brillante, pero pienso que no debía faltar en esta lista. Okiura nos sitúa en una sociedad totalitaria donde un ex-soldado descubre la otra cara de la moneda al conocer a la hermana de una víctima del régimen. La animación no es extraordinaria, teniendo en cuenta otros títulos, pero hay momentos magníficos; especialmente me viene a la cabeza la secuencia de la persecución en los túneles (y la explosión).
El diseño y la actuación de los temibles “lobos” no se olvida.
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