lunes, 1 de diciembre de 2008

Copa de ajenjo


Hasta el tango supo ocuparse del ajenjo y de sus muchos sucedáneos. El ejemplo más obvio tal vez sea "Copa de ajenjo" (Juan Canaro-Carlos Pesce), que grabaran Azucena Maizani y Angel Vargas: "Y en esta copa de ajenjo/ en vano pretendo/ mi pena olvidar".
La bebida también era conocida como suissé. Así la nombra Nicolás Olivari en El almacén: "Era un pretexto soslayado para empinarse copa tras copa de venenoso suissé". Y está el tango "El pescante" (Piana-Manzi), registrado por Canaro, Demare y Alberto Castillo: "En mis aventuras/ viví una locura/ de amor y suissé".
Una lista más o menos completa de los tangos que hacen referencia al pernod no debería dejar de mencionar que en "Seguí mi consejo" (Merico-Tronge), grabado por Gardel en 1929, se oye "antes de morfar, rociate/ con unos cuantos pernod"; que "Maula" (Soliño), éxito de Rosita Quiroga en los años veinte, retrata a "la barra del boliche/ borracha de pernod"; o que "Se llamaba Eduardo Arolas" (D'Agostino-Cadícamo), grabado en 1953 por la orquesta de Angel D'Agostino, dice que "el veneno verde del pernod/ fue tu amigo de bohemia".
Todavía se debate si la muerte prematura del bandoneonista y compositor Eduardo Arolas, a los 31 años en París, fue precipitada por el consumo de ajenjo. Para algunos estudiosos, como José Gobello, esto es altamente probable. Tanto Arolas como Gardel y Cadícamo llegaron a formar parte de la bohemia de Montmartre, de allí que el pernod esté ligado a su historia y sus canciones.
Pero también es lícito pensar que otros hombres vinculados al tango hayan llegado a enterarse del ajenjo por intermedio de Rubén Darío o Manuel Machado, autor este último de "El alma de ajenjo", o incluso por haber leído al poeta colombiano Julio Flórez.

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